Desprevenidos remolinos amalgaman
a mis dedos lodo envejecido.
De un tiempo a esta parte despierto
a oscura oliendo a carne
sin la subordinada carne.
Recuerdo que daban
tonos rojizos mis amaneceres
que las distancias
la mantenían mis ojos.
La bruma choca siluetas
desde este punto equidistante a ti
El rompeolas derrite la noche
tanto amor es insoportable.
Nubes y la locura de conducir
la tormenta al mar.
Mirando al firmamento como pasan
las luciérnagas supersónicas.
La mecedora se inquieta al verme.
- Autor: Carlos Casagemas (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 12 de septiembre de 2012 a las 00:46
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 67
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios3
Las luciérnagas a veces lo mecen a uno
fuerte abrazo amigo Carlos
bambam
Sublimes versos en encantadoras imaginaciones del autor.
Un placer
Saludos amigo Carlos Casagemas
Por algo sea que se inquieta, interesante poema.
besos.
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