Para que concilies tu sueño en mis brazos,
niña,
Dios a ocultado de la luna
su pálida luz a tu vista.
Vistió a la noche de luto profundo
y en un silencio infinito apagó las estrellas,
los llantos,
los gritos.
Para que tu duermas, niña,
esta noche,
ha callado Dios hasta el chirriar de los grillos;
dijo - ¡Para!...
y el viento detuvo obediente
su marcha en el camino,
dijo - ¡Toma!...
y te regaló su eterna paz
en un sueño divino.
Para que descanses, hija,
esta noche,
Dios se ha vuelto uno conmigo.
Él es siempre mi conciencia y despertar,
y yo por Él,
las manos que te cubren del frío.
Dios ha cesado esta noche, por tí,
el correr del agua de los ríos,
y ha detenido las horas
para extasiarse dulcemente,
en el futuro que mañana te espera
en el mundo que gracias a tí
renace con brillo.
Carolina Cosentino
- Autor: Carolina Cosentino (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de septiembre de 2012 a las 19:05
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 331
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