Si así lo has decidido, está bien.
A partir de ahora el único camino
que jóvenes forjamos con inmenso cariño,
se divide en dos; tú, por aquí; yo, por allá.
Algunas penas, algunas perlas caerán
por el dolor y esta pérdida real, irreparable.
Cierto, no vinimos juntos; nuestros cauces
se unieron al empezar el estío
y éste, ahora, a nuestros años, está por acabar.
Nuestro río creció con nuestro niño,
¿qué será de él? ¿qué será?
¿qué fuentes ahora le saciarán?
A veces más pensamos en nosotros;
en nuestras pasiones y deleites alzamos el vuelo
sin medir los sinsabores que afectan para siempre
la inocencia y el candor de la niñez.
Yo, por mi parte, te prometo, no abandonaré;
cumpliré como hombre; sin embargo,
la sed de su alma por la ausencia de su padre
no sé si colmaré. ¡Ábreme tus fuentes, Padre,
para ver!
Adiós, recodo del camino; adiós, esporádico nido;
cuna de mis sueños, pesar de mis anhelos,
inevitable desconsuelo, te digo, adiós.
Pero, ven tú, ven pequeñuelo, vida de mi vida,
no me mires ya con esos tristes ojuelos;
yo te prometo como jura Dios ante sí mismo,
en su inmaculado y glorioso altar; que nunca jamás,
yo nunca, sangre de mi sangre, nunca te abandonaré.
- Autor: Real Tiempo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de septiembre de 2012 a las 16:44
- Comentario del autor sobre el poema: Con amor, a todos los niños del mundo
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 152
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios6
Grata lectura para mis cansados ojos tu esplendido poema amigo Real Tiempo.
Saludos de sincera amistad
Gracias, amigo.
He realizado un viaje hermoso por tus letras.
Saludos.
Gracias, Yasser. Un fuerte abrazo.
Reflexiva lectura...y me quedo con esa estrofa final...un juramento sin duda que no se debe olvidar.
Saludos
Pame.
Gracias, Pame.
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