Sangre oxidada...]
Antipoesía.
Las rosas son rosas, de plata y escarlata
son de mármol, de azufre y de baratijas baratas
son de papel, cartones y manos estrujadas
pidiendo limosna para las rosas
a tatuaje de espías merodeando por los alrededores-
cuando las rosas son rojas como la sangre
del vagabundo clavado en la calle que no recuerdo
entre todas las cartas de papeles que sí recuerdo
dejando correr la sangre al recuerdo;
y no recuerda su nombre; ni el talento
de pedir monedas en los escondrijos
de un tallo tallado en la espalda fría
arrugada descendiente de los torpes
vanguardistas que piden monedas
cuando se les va la vida,
y se les pierde la muerte
se les pierde los bolsillos
las extremidades,
y sobre todo las cartas
en rosas de plata.
Poesía.
La luz
pequeños
destellos...,
una vela marchita;
la señal de un sueño ...
Quedando..., cayendo,
sobreviviendo, viviendo
agonizando..., y sentir
la muerte muriendo...
-Causa y efecto-
Mirar el cielo,
llueve- caen lágrimas
recogiendo heridas
de rostros impávidos,
al rostro mi rostro-
impávido- ¡Duele de lluvia!
ácida la forma de contraer
el músculo desgarrado
en el pecho de la ironía
al sentirte lejana y distraída
al sentirte perdida, pérdida
cuando ya no sientes la vida,
no sientes los ecos
asesinando oídos...,
ahogados..., en el vacío ...
"Y tus pies se mueven como péndulos;
oscilan el adagio profundo de una eterna muerte"
"Y mis manos se queman como cenizas,
al fuego de una herida agonizante y vacía"
"Y tu voz se suicida en un lamento...,
callada..., desnutrida la boca agoniza"
"Y mis ojos encierran la noche
de espejos rotos..., la luz enfermiza"
"Y tu cuerpo se aferra al metal...
Fría y distante agonizas en litio"
"Y mi tacto recorre la ausencia...
La soledad recorta mis ecos"
Acústica la forma de perseguir la mecánica de un adiós...,
interminable desenlace en lo inevitable de una palabra...,
cuando la sinonimia escurre la esperanza de la memoria...,
y la física cuántica vomita la dinámica del tiempo...,
encerrando la lógica en carteles agonizando de silencio...,
Y no puedo fingir vivir..., mientras más muero...,
trastocando el mismo poema de ayer,
entre inválidos versos...,
oxidada interpretación de un sueño
cuando ya mi voz ha perdido vocación
por dejarte vivir dentro de un cuento...,
Y no sé que más hacer, qué escribir;
que modular entre mis manos marchitas
pensando en nada, en lágrimas vacías...
...
de pronto mi boca enmudeció...
cegué la esperanza...
callada la forma de pensar,
callada las voces,
de repente el silencio...,
y el tiempo enmudeció...
27 de Septiembre, 1985...
Ciudad de la eterna primavera...
De él quien se suicido en una ocasión inexistente.
- Autor: Joel Parra (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de septiembre de 2012 a las 17:19
- Comentario del autor sobre el poema: Me gusta repartir estacas. (Dibuje a un sujeto con sombrero) Y el humo recorre estrados de jueces sin sus leyes, a un sujeto recorriendo asientos vacíos en dirección con la muerte...
- Categoría: Triste
- Lecturas: 111
- Usuarios favoritos de este poema: Sara (Bar literario), Marellia, la negra rodriguez, Gloria Rivas
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