De una a dos preguntas,
tantas como se corre en Marte,
tantas como rojas las huellas de tanto andar,
muchas y sólo un disparate como respuesta, una sola, una patraña...
De tantas palabras en cuestión y el mundo siempre debajo de esas miradas,
de tantos cuentos y uno solo no es suficiente para mentir,
y de tantas mentes, una sola es la que se pudre midiendo el poder...
¡Hay de aquellos que sin ser sombras prefieren las muertas entregas,
las grises donaciones de un mendigo que se muere en fortunas saladas,
hay de aquellos!...
Colmos y delirios son los presentes que se viven, ¡bah!,
¡qué se mueren!, y muriendo todos
hacen vivir el desánimo
el quehacer infame de un todo mundano señor...
Ya no hay preguntas que sean respondidas,
y lo peor de todo es que las preguntas son más,
muchas más que antes,
y de tantas sólo algunas son tomadas en cuenta
las preguntas más complejas son respondidas con respuestas complejas
y de nada entender, allí quedan;
las más sencillas: "¡¿qué hay de comer hoy, o mañana?!",
esas nunca se responden,
y allí quedan también,
¡Dios!cuántas preguntas se harán y en cuánto tiempo se teñirán
los cielos de ellas,
no solo los cielos,
los campos,
todo lo apacible en fuego y discordia,
por todos lados,
por toda la verde alfombra que lejos de ser lecho de flores,
será lecho final del ser inocente...
Y cuando se respondan esas preguntas
se harán con cualquier otra cosa,
menos con palabras o buenas acciones;
se teñirán de respuestas,
pero equivocadas
todas las mentes, todos los ojos: brillantes y ciegos;
y también en esos campos
se borrarán las imágenes de la vida
y en el recuerdo ingrato de esa niñez
sólo habrá verde reír; pero de cólera y locura...
Dios mío, los lunes son torpedos,
los martes más preguntas aún;
Dios déjalos preguntar,
que aún no haya respuestas,
no como aquellas;
pospón el examen, al menos solo por ese segundo de maná,
que no llegue el sábado,
menos el domingo,
retrásanos y déjanos ver de nuevo el brillo del iris,
de ese ojo que es mañana perpetuo,
de ese rostro que es paz,
de ese tiempo que no lo es
que es la piel inmensa y alegre del edén sin reflejar,,,
tantas como se corre en Marte,
tantas como rojas las huellas de tanto andar,
muchas y sólo un disparate como respuesta, una sola, una patraña...
De tantas palabras en cuestión y el mundo siempre debajo de esas miradas,
de tantos cuentos y uno solo no es suficiente para mentir,
y de tantas mentes, una sola es la que se pudre midiendo el poder...
¡Hay de aquellos que sin ser sombras prefieren las muertas entregas,
las grises donaciones de un mendigo que se muere en fortunas saladas,
hay de aquellos!...
Colmos y delirios son los presentes que se viven, ¡bah!,
¡qué se mueren!, y muriendo todos
hacen vivir el desánimo
el quehacer infame de un todo mundano señor...
Ya no hay preguntas que sean respondidas,
y lo peor de todo es que las preguntas son más,
muchas más que antes,
y de tantas sólo algunas son tomadas en cuenta
las preguntas más complejas son respondidas con respuestas complejas
y de nada entender, allí quedan;
las más sencillas: "¡¿qué hay de comer hoy, o mañana?!",
esas nunca se responden,
y allí quedan también,
¡Dios!cuántas preguntas se harán y en cuánto tiempo se teñirán
los cielos de ellas,
no solo los cielos,
los campos,
todo lo apacible en fuego y discordia,
por todos lados,
por toda la verde alfombra que lejos de ser lecho de flores,
será lecho final del ser inocente...
Y cuando se respondan esas preguntas
se harán con cualquier otra cosa,
menos con palabras o buenas acciones;
se teñirán de respuestas,
pero equivocadas
todas las mentes, todos los ojos: brillantes y ciegos;
y también en esos campos
se borrarán las imágenes de la vida
y en el recuerdo ingrato de esa niñez
sólo habrá verde reír; pero de cólera y locura...
Dios mío, los lunes son torpedos,
los martes más preguntas aún;
Dios déjalos preguntar,
que aún no haya respuestas,
no como aquellas;
pospón el examen, al menos solo por ese segundo de maná,
que no llegue el sábado,
menos el domingo,
retrásanos y déjanos ver de nuevo el brillo del iris,
de ese ojo que es mañana perpetuo,
de ese rostro que es paz,
de ese tiempo que no lo es
que es la piel inmensa y alegre del edén sin reflejar,,,
- Autor: centinelagris (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 27 de septiembre de 2012 a las 15:52
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 98
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