Ciega, confusa, perdida
termina cada batalla.
Al mando de su ejército, que es la vida misma;
vaga, se retuerce y resquebraja.
Nunca fue de nadie, nació arrebatada.
La pasión la embaucaba.
Se mira y no se reconoce.
Tras el acuerdo pactado con tonos escarlata
gime, se desgarra, vende su alma
al mismísimo diablo, allá en el infierno;
al lugar donde nacen llamas y sollozos,
y tiempo al tiempo...
Las heridas no desaparecen,
mas el calor en los suburbios la pliega, la envejece;
derrite su piel, que al fuego cede.
Y cicatriza.
Luego, como si de polvo se tratase,
se volatiliza;
se confunde en un abrazo con sus recuerdos
y pierde todo sentido.
A expensas de que nadie la oiga, nadie la encuentre;
pasa ante todos como un fantasma
allá, en la memoria perdida.
Mirada firme, acostumbrada al sigilo;
temerosa del cielo
y fiel al fuego del olvido.
- Autor: Evonth (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de octubre de 2012 a las 17:36
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 124
- Usuarios favoritos de este poema: DAVID FERNANDEZ FIS, elsi
Comentarios1
Me gustó tu poema. Solamente en el título se te fue una letra (G), no sé, pues no lo he intentado, pero me supongo se puede editar el poema, para reparar las fallas.
Muchas gracias! jajaj
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