Iv (II)

Se me caen los besos
desde que te has ido,
en el abismo de esta espera inacabable
y muero por besarte,
por tenerte,
sigo agonizando de celos,
enredada en paranoias
que desembocan tristes versos.

He escrito poemas en tu nombre,
mas de mil.
que es en realidad
lo que esperas de mi?
y en mi abandono
parece que encuentro al respuesta,
pero no, no.

No puedo mas que ensimismarme
en la postura egoísta
que sufro por tu ingratitud,
aunque puede que has marchado
para que yo encuentre mis errores propios.

He comenzado el proceso,
con heridas, con odios.
Quizá después sienta dolor,
luego vendrá el llanto,
la aceptación, la resignación,
y puede que llore otro tanto
después poco a poco llegara el perdón.

Pero ve mi corazón,
este nunca te podrá olvidar,
pues fue tanto y tan fuerte
la intensidad con la que te llego amar,
que siempre creíste que era demente
y aun en el inconsciente
te llevare prendado
como un recuerdo de infante
y si un día, al ser anciana he de verte   
te aseguro que he de decirte,
“no te he olvidado”.