Día Lluvioso

Hoy es un día de trabajo más. Otro día rutinario y tedioso. Sin embargo para mi beneplácito, ha empezado a llover, primero suavemente y de pronto con fuertes y escalofriantes truenos. Pareciera que el cielo caerá sobre nuestras cabezas. Temo que demoraré en irme, adoro ver llover desde mi cama, con la  ventana abierta y saboreando una taza de café caliente. Es todo un lujo que pocas veces puedo darme, encerrada en un mundo material, lleno de compromisos. Sin darme cuenta empecé a formar parte de todo un engranaje que gira alrededor de intereses económicos, políticos, de imagen que merman nuestra capacidad de valorar nuestro entorno, de disfrutar de momentos de esparcimiento en los cuales solíamos sorprendernos con los acontecimientos o fenómenos que la naturaleza nos brinda con tanta abundancia. La lluvia me pone melancólica, me hace pensar en todo lo que he perdido envuelta en este afán de correr tras las banalidades de la vida. Recuerdo mi niñez, cuando llovía parecía que la calle frente a mi casa era un arroyo, en cuanto terminaba la tormenta eléctrica, a la que le teníamos pavor, corríamos en desbandada, fuimos diez hermanos, de modo que imaginarán la algarabía por la diversión que este arroyo representaba..........nos tirábamos al agua revuelta, quién pensaba entonces en larvas, en virus o bacterias! Era fabuloso "nadar" en esas aguas para nosotros turbulentas porque éramos pequeños, era toda una audacia. 

Ahora que veo caer el agua y mi calle se está inundando, acuden esos recuerdos que tenía olvidados. De esa pandilla de diez, uno decidió marcharse a los 37 años, en plenitud de la vida. Perdió las ganas de vivir, dejó de recordar las cosas valiosas. No quiero que me pase lo mismo, quiero volver a hundir mis pies en el agua turbia acumulada, sin miedo, volver a encontrarme conmigo misma, en este mundo donde el materialismo prevalece antes que los valores, los sentimientos, los recuerdos.......Si, hoy es uno de mis mejores días, veo llover en completa calma y libertad.