Llegó la noche sin hacer ruído
con su manto azul perlado;
y cubrió los ojos de los transeúntes
llenando así sus almas y los corazones.
Llegó la dama oscura desde su lugar lejano
y abrazó ciudades;
y en ellas las casas y el pavimento.
Se metió en alcantarillas; en sombras de edificios;
en el cemento y en los juguetes de niños inocentes,
dueños de estos.
Al fin llegó y colmó de misterio bosques
y creó los lugares más oscuros de este mundo.
Recorrió desde luces de faros, hasta mares profundos
dando espíritu a las sirenas y demás seres mitológicos.
Atracó en tierra y colocó, estratégicamente,
lunas; estrellas y las almas de las gentes
para que iluminaran con su luz los prados,
los nidos de las aves, los besos clandestinos
y los sueños de los humanos.
Rozó el aire y quedó todo impregnado de su olor…
Se meció ronroneante entre las hojas y los tallos
de un verde brillante, rayados por la luz de los astros;
y allí dio un hogar a sus hijos:
los hijos de la noche.
Pero su vigilia pronto se vio interrumpida por unas luces
esta vez desconocidas.
Luces de coches, luces de casas, luces cegadoras.
Luces…para ella, luces del ocaso.
Luces…como las luces del sol.
Quedó cegada la noche y su manto decayó.
[Y en la cueva silenciosa del alma mía
se retira ella, débilmente,
y rinde cuentas a la muerte
sumida en sus pesadillas.
E invocando a los cantares
de las sirenas perdidas
deja su lugar vacío
y este lo ocupa el día].
- Autor: Evonth (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de octubre de 2012 a las 17:12
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 75
- Usuarios favoritos de este poema: DAVID FERNANDEZ FIS
Comentarios3
Bello!
Gracias, encantada! =)
ME gusto....
hay esos ojos verdes
saludos
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