Charlaba con mis viejos recuerdos a través de amores pasajeros, casi instantáneo fue este encuentro…
Y me preguntaba ¿Por qué me amas en cortos segmentos?
¿Por qué? – le contestaba “autointerrogandome” –por que soy una abeja que regala el polen de su amor a toda flor que encuentra a su paso, dando eso que alguna rosa negó con desprecio osado.
Mi vida es un incienso, que cierto fosforo con frágil y rojiza flama encendió, y mi aroma es bello,
lleno de la cautela pasiva de los sentimientos,
y mi humo impregna las sabanas, los muslos y los sexos…
Soy solo un antagónico pasajero que lleva de maleta sus recuerdos,
soy el que anda dejando su rastro de migas entre bragas y gemidos,
dejando vestigios para no perder el camino a casa,
mi hogar, donde se encuentra el fosforo incendiario de mi alma…
Y sonriendo la flor en sus brazos me estrechaba,
triste por sentirse fugazmente amada con pasiones ajenas y usurpadas,
y a la vez feliz, por que por un húmedo y apasionado instante,
fue el lago donde mi alma caía a chorros, caía como cascada…
¿Qué tanto puedes amarla? –Pregunto- ¿Qué tanto sientes por esa dama?
Lo suficiente – conteste inhalando tabaco – lo suficiente como para que mi pecho estalle en el preciso instante que te levantes de la cama,
Tanto como para morir de melancolía en el mismo momento en el que tomes tus pétalos y corpiño y te vayas…
- Autor: Héctor Adolfo Campa (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de octubre de 2012 a las 23:03
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 56
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