¡Corre, gacela!,
Tú siempre tan audaz,
¡Corre, gacela!,
No te quedes atrás.
Vete en busca de los más bellos horizontes,
Nada por las aguas más turbulentas,
Atraviesa los más verdes bosques,
Escala las más altas montañas.
Que nadie sabe hacerlo,
Con la gracia que tú posees,
Que nadie podría lograrlo,
Sin la visión con la que ves.
¡Corre, gacela!,
Tú siempre tan capaz,
¡Corre, gacela!,
No mires hacia atrás.
Pues muchas veces el pasado,
No trae más que dolor,
Mas la memoria no lo deja a un lado,
Para no frecuentar el error.
Si hasta la muerte tiene solución,
¿Qué es lo que te consterna, gacela?
Si salidas descubriste por montón,
¿Por qué aún el problema te desvela?.
¡Corre, gacela!,
Tú siempre tan tenaz,
¡Corre, gacela!,
No pierdas el compás.
Tu perseverancia no traerá menos que abundancia,
Es la recompensa de ser siempre tan obstinada,
¡Aprieta duro el galope y aminora la gran distancia!,
Que tu cuerpo no es eterno y se consume en una nada.
Deja de ignorar el éxito que te rodea,
¿A quién más pertenece, sino a ti, gacela?
Anda y presume, que todo el mundo vea,
El privilegio que gozas…el privilegio que encela.
César Menchaca Luna
- Autor: menchacacesar ( Offline)
- Publicado: 5 de octubre de 2012 a las 23:10
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 118
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