Es bajo un solo atardecer, que me veo en las nubes, cielo rojo sin pastos, sin rastros. Me entume las manos mi propia voz, entonces, me siento en la orilla de la cama a pensarte. Azules obscenos latidos, buscan reparar un corazón: mi corazón que vacío solo ruega despertar.
Entonces, me despierto en la madrugada y aspiro el aire frio del lugar, abro despacio los ojos y veo tu espalda perfilada con un contorno delicado, gracias a la luz de luna que entra en mi habitación. Respiro con ganas y me asalta la duda, mis ganas, mis besos, mis miedos, mis sueños, pero, es tu presencia tan deliciosa en mis sábanas, que no me queda más que sonreír.
Me acerco a tu oído y te digo, te quiero. Tú haces un ruido discreto y mueves tu boca buscando la mía.
El encuentro dura menos de un minuto, pero solamente eso basta para saber que el tenerte a mi lado, provoca en mi corazón un insomnio inquieto. Que mis labios buscan hormigas en tus besos y colándose entre la distancia de mi boca a tu cuello, sé muy bien que contigo me quedo.
¡Despierta!, corazón vacío… el ruido se alivia y mis noches tienen un poco menos de sentido.
- Autor: Grizzly Registered (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 6 de octubre de 2012 a las 12:58
- Categoría: Amor
- Lecturas: 85
- Usuarios favoritos de este poema: DAVID FERNANDEZ FIS, ADOLFO CESAR MARCELLO, El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Bella y hermosa prosa literaria amigo Grizzly Registered
Un placer leerla
Saludos y amistad
Muchas gracias hombre de la rosa 🙂 por aqui estaremos compartiendo poesia! Saludos!
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