Voz: la voy de mi corazón...

Escucho esa voz que canta dentro de mi corazón,

Pide paz, pide honor, pide fin al dolor.

Comencé hace años una lucha personal contra el mal,

Que sorpresa me lleve al final de la batalla…

Después de pelear con dragones y grandes serpientes,

Después de cruzar océanos de fuego y pantanos eternos,

Después de casi morir en el campo devorado por el viento.

Al final de un mal comienzo alcance mi verdad,

No existió tormenta más fuerte que mi alma,

Ni ciclón que achicara mi espíritu,

No existió tempestad que acabara con mí andar.

Valiente, fuerte y segura de mi capacidad para sobrevivir;

Me adentre a un bosque oscuro y más que perverso,

Luche sin parar contra calaveras que mi espada destrozaba,

Diabólicas criaturas susurraban ya mi final, y aparecieron fantasmas.

Di un paso atrás, y otro más, me gire tratando de huir…

Detrás de mi estaban los fantasmas de mi ayer,

Me segaba su ira, y retrocedí…

Caí… por un instante me rendí…

¿Sería apropiado justificarme con una larga vida de batalla?

¿Todo para al final morir así?

¿Solo fantasmas?

Quizá estuve demasiado tiempo escuchando mi voz derrotada,

Porque al final, perdí mi batalla… Y así lo entendí…

Mi peor enemigo, aquel enemigo mortal…

… Soy yo…

Mis fantasmas terminaron por destrozar mi cuerpo,

Terminaron por achicar mi alma, terminaron con mí andar…

De pronto esa voz que pedía paz, se alzo… Resurgió…

Y ahí estaba yo, con mi armadura, escudo y espada en mano,

Con la misma fuerza que antes, y el conocimiento de quien decide mi final,

Y decidí seguir, y decidí luchar… y decidí triunfar…

No existe fantasma del pasado que me alcance porque jamás daré paso atrás,

Ni abra demonio en el futuro que me haga dudar…

Escucho mi voz… Y mi voz viene del corazón… Y a mi corazón…

… No hay mal que lo venza…