El Jardín de mi casa.

En el quedaron todas las carcajadas que de niños

Largábamos, quedaron tenues rayuelas que con las lluvias

Se fueron borrando, hay una vieja hamaca, sorda y oxidada

Un tacho que tenía ruedas y era nuestro carruaje real

También hay en un árbol, maderas clavadas en forma

De escalera que nos hacían escalar hasta el cielo, hay una mesada

De mármol que fue nuestra cocina, y las moras de aquel árbol que eran los colorantes

De la arena y lo mágico en las tortas no comestibles

Quedó una vieja goma de auto, desmembranada, con agua en su interior que fue amarrada y servía de hamaca y llegábamos hasta el sol.

Una vieja cama podrida por la humedad y agujereada por el tiempo

Que era la camilla de operación de nuestro hospital.

Quedaron muchas cosas, quedaron esos sueños imposibles, quedaron esas peleas que de niños ya al otro día se solucionaban, esas  meriendas bajo el árbol, las envolturas de helados y juguitos que comprábamos a escondidas de nuestros padres, quedó mucho

Pero más quedo el recuerdo en nuestras mentes, de una infancia pura, sana

Cobijada bajo el manto de la inocencia.

Ahora de grande cuando miro el jardín de mi casa por las noches

Siento todavía que hay niños que se ríen

, quizás el espíritu de la niñez quedo impregnado

En el pasto y los árboles, y así pasen años y remodelen

El jardín, y le quiten cada vez mas árboles y este se convierta

Más en un depósito de porquerías de partes de autos, motos, chatarras  inservibles

Están mis mejores recuerdos, mis inicios en este mundo del vínculo humano

Que empezó con juegos infantiles, que empezó con tardes de diversión asegurada

Y sin necesidad de tecnología, que era nuestro mundo aparte del mundo

Que era nuestra fantasía en una realidad.

Que mis problemas cuando recuerdo mi infancia se catalizan

Que mi jardín se pone nostálgico por la madrugada

Y yo al contemplarlo no puedo evitar ponerme igual cada vez que lo veo.