De: Una mujer llamada Irlia
Clamare insasiante tu regreso,
Sediento estoy de tus besos,
Mi diamante incrustado en oro,
Mi perla de mar… mi todo… nada o solo eso…
Mi poesía de lago entonado en coro,
Ausentes muertos están tus besos.
Tienes una aureola en la frente,
Serás mi ángel, en sueños ¡indefinible!
Tus alas me mandan lejos allá…
Donde no reinan los misterios de la muerte,
Donde tú te muestras ángel indiferente.
Y hablando de esas cosas de amor muy solitario,
La tarde me abraza y ya no me siento tan solo,
Camino sin miedo, ¡OH que hermoso atardecer, parece
Que en ese instante la tierra toca al cielo y ya no tengo
Miedo de nada ni miedo a perecer¡ Me imagino como un ave al
Horizonte alzando el vuelo a un sitio olvidado y perdido
Donde por fin pueda desaparecer.
Cuanto olvido soportara el corazón muerto,
Cuantos daños nos causa el desamor,
Mas no puedo hacer nada solo gritar,
Gritar: donde estas amor;
Y si no te trae mi llamado, quiero irme
En penares y dolor, como murió
Jesús del mundo enamorado.
Se acaba todo hasta la noche,
Empiezan los cantos de un nuevo amanecer,
Mis ojos buscan de arbusto en arbusto,
Y no encuentran nada más que otro atardecer,
Un pájaro se va lleno de susto hacia el cielo,
Tal vez, a ese sitio donde el amor ha de nacer.
Autor: Francisco De Tescia
Si dicen que los muertos en ese
Instante, a sus seres amados ven,
Y postrado un día sin fuerzas para vivir,
Solo o quienes quieran que estén
Ya he de sentir yo
Que es muy hermoso morir.
- Autor: Francisco De Tescia (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 13 de octubre de 2012 a las 15:42
- Categoría: Amor
- Lecturas: 181
- Usuarios favoritos de este poema: joaquin Méndez
Comentarios1
grande y bello tu poema
besos
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