El hombre que me ama a pesar de todo

Margarita Isaias

 

En el ocaso de su vida, mira sus manos vacías;  manos ayer trabajadoras, incansables. Un hombre que sabía que su obligación era primero, nunca tomó alcohol, ni despilfarraba lo que ganaba. ¿ Cómo iba a hacerlo, si era el sustento de su familia?

Pero hoy, hoy esas manos no tienen nada, sufre en silencio, porque es noble no exige, no ruega ni reclama, orgulloso, como rey venido a menos. Ese hombre  desamparado, con pena lo digo, es mi padre.

Traía el pan a la mesa, contento por haber cumplido con su deber. Hoy sus hombros están vencidos, más no su voluntad que se mantiene férrea y lo admiro. Es mi héroe,  no quiere sentarse a envejecer, no lo hará, no quiere esperar la muerte en un sillón donde se le dice que debe permanecer por que ya  está viejo. Ese es mi padre, el que me enseñó a trabajar, a ser honrada, a no mentir, a luchar por mis ideales aún cuando estos no fueran del gusto de mi madre. Este es mi padre, el que de madrugada corría a buscar petróleo morado, porque era lo único que aliviaba el  dolor en mis piernas de bebé y luego de niña y adolescente. 

Si  los hijos son la riqueza del padre, entonces el mío debería ser millonario, ya que  fuimos diez  y de tantos  no se hace uno. No queremos ver sus arrugas ni su pelo cano, la flacidez de su cuerpo, el cansancio que denota su andar, no, no queremos hacerlo porque eso significaría que tendríamos que actuar en consecuencia y hacer por él lo mismo que él hizo por nosotros en nuestra vida de niños y aún de adultos. 

Nos justificamos con una crisis económica, pero no recordamos que en nuestra casa familiar nunca faltó el sustento, la ropa, los útiles escolares. ¡Qué injustos somos los hijos! ¡Qué falta de amor y empatía! ¿Es que esperaremos a que muera para gastar nuestro dinero en flores y más flores que amortigüen el cargo de consciencia?

No, ahora es el tiempo, aunque busquemos bajo las piedras, sacaremos de nuestros recuerdos la motivación que nos obligue a cumplir con este hombre, que toda su vida la dedico a nosotros, sus hijos.

 

 

Con cariño para mis hermanos.

 

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Comentarios +

Comentarios2

  • han-jael

    que injustos somos los hijos! mucha razon en tu escrito

    • Margarita Isaias

      Si y créeme que me siento muy culpable. Gracias por comentar. un abrazo.

    • Alejandro O. de Leon Soto

      MEGHAN......que cierto escrito lo que me dejas leer., es cierto., los hijos nos y se olvidan de los padres.....felicitaciones por tan rico mensaje de reflexión.....un abrazo cariñoso.

      • Margarita Isaias

        Tristemente cierto querido Alejandro, pero intentaré remediar en algo mi descuido. Gracias por ese abrazo. Recibe otro igual.



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