Viento, luz morada, ruido, voces. El sueño que estorba y al mismo tiempo enamora y aferra. El fantasma que ataca, y que llega sin ser invitado. En un suspiro de veinticuatro horas, reduzco el beso en tu noche, en los labios que besan sin llegar a ningún lado, pero en todos los rumbos de la piel.
Pero esta vez llegas y te quedas. Sin tener idea de lo que pudiera ser o pasar, te estancaste en mis sueños y no sé si dejarte ahí o si con el paso de algunas lunas tu imagen se irá borrando. Me dudan mis manos.
Una sonrisa acaricia el techo de mi noche y mis ojos se alertan buscando rincones que no haya tocado tu boca; pero no los encuentro y sonrío sin mesura. Que mi silencio no te asuste, por favor. Que todo lo que pude haber dicho, lo envíe envuelto en papel de mis labios. De ida y sin regreso.
De luces moradas se escuchan los gritos, las paredes convertidas en pianos de colores y los únicos testigos: nuestros ojos perdidos entre un umbral, que vagamente recuerdo haber cruzado.
Que mi silencio no asuste, que el beso que hablo por mí, es el que se queda esperando el regreso tuyo.
- Autor: Grizzly Registered (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 31 de octubre de 2012 a las 12:10
- Categoría: Amor
- Lecturas: 65
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Bella y hermosa prosa Literaria amiga Grizzly
Grato placer leerte
Saludos de sincera amistad y afecto
Me gusto lerte!
Saludos
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.