Todas las madres, todos los hijos, amor,
es característico, el sentimiento,
tan antiguo este cálido viento,
vertiente de fe y firme fervor.
Cifran las horas un camino, un día,
ruge el fuerte río otra semana,
calmando los muchos golpes, tal gana;
esa caricia bendita respondía.
Mirando sus ojos, sus manos, es miel,
alabando al supremo, alto don,
no hay cariño símil, duerme en él.
Una flauta endulza el horizonte
es la pureza de un calor fluido,
misiva directa, consciente norte.
- Autor: centinelagris (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de noviembre de 2012 a las 19:12
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 127
Comentarios1
bello poema
Muchas gracias por su visita digna dama, un abrazo eterno
GRACIAS un lindo
abrazo para ti guapo
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