Diluida la niebla
se cuela por nuestras narices
cuando nos miramos
uno a uno
dos a dos
estás ahí
y tus manos rozan mis manos:
tibiedad.
Mis ojos miran tus ojos
tus ojos mis ojos
mis ojos tus ojos
ojos mirándose cuando miran.
Y si silenciáramos
el murmullo
de nuestros pequeños tambores
qué sería de nuestros alientos,
de tu abdomen
que vierte sudor
entre las escalas de nuestra primavera.
Cómo retoñan las hojas,
vendrán los picaflores
a perturbar tiernamente
los botones en flor.
Carloenrique
- Autor: Carlo enrique (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de noviembre de 2012 a las 15:02
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 98
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, Eduardo Urueta
Comentarios2
HAY AMIGO ESOS PICA FLORES
que lindo poema un saludo
besos
Preciado y precioso poema amigo Carlo
Grata lectura tu poema
Saludos de sincera amistad
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