Escuchando aquel silencio de la muda noche,
que al gustar los aromas de las flores dormidas,
se reparten sus dones por mis tierras queridas,
derramando fluidos de vida con gran derroche.
Soñando van con un dulce poema amoroso
aquellas aves que estan pregonando la vida;
suspiros hondos que son como doliente herida,
que van preñando a los campos, con su canto hermoso.
Los cambiantes colores de aquella tierra mía,
al miralos se gozan con sentir religioso,
y el pligue del alma manchega, vierte poesia .
Despertares tan bellos que el mirar es gozoso,
cuando en aquel silencio te va llegando el día...
mirando las amapolas..., te sientes dichoso.
Emilio. 8 Abril 2012
- Autor: Emilio Medina ( Offline)
- Publicado: 11 de noviembre de 2012 a las 15:20
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 123
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Una genialidad tu bello hermoso y preciado soneto amigo Emilio Medina
Grata lectura tu poema
Saludos de sincera amistad
Gracias, ¿ Crispulo ?.
Te agradezco mucho tu comentario.
Un abrazo.
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