Sabio sacerdote que con humildad, el bien convida
buscando siempre encender en cada frente
la luz que ilumine cada vida
con fuerza misionera y mano delicada
Maestro que ha marcado una huella indeleble
en sus manos, la antorcha de la ciencia se levanta
oh gran sacerdote, admirable y respetable
Insigne maestro, ministro de Dios,
labrador de esperanza, justicia y hermandad
que con laureo ejemplo depura pensamientos
consagrando con sus pasos, su gran comunidad.
Nosotros somos frutos de sus sueños;
gracias por ser inspiración divina de la vida
por cultivar nuestro entendimiento, con sus conocimientos,
bendita su vocación tempranera y siempre bien sentida
Las campanas le nombran y reclaman su presencia
en el jardín, la escuela, el colegio y universidad,
trabajamos inspirados en su paciencia
guiados por el sol de libertad.
No le inquieta el cansancio ni le abruma;
maestro, apóstol de la comarca cuencana,
no teme que su vida se consuma
en horas de la ciencia que es eterna.
Honrada y respetable es su vida de labores,
cordial y diáfana su vida de enseñanza
por eso broten en su senda siempre flores
y brille en su alma eternamente la esperanza
- Autor: Edgardo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 13 de noviembre de 2012 a las 01:22
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 3098
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Es la forma de decir gracias a la persona que con su sabiduría ha marcado mi vida y se ha convertido en un referente a seguir. Dios lo bendiga siempre Sacerdote Dr. César Cordero M,
Una bella profesión para salvar almas la de tu amigo Cesár
Grata lectura tus versos
Saludos de sincera amistad y afecto
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
Es un gusto recibir tus comentarios, Un abrazo
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