Soledad.
Abrí la puerta, y me volvió a esperar mi mejor amigo, las penumbras dormidas del pequeño piso, los ecos de días que tuvieron prisa y escuchar el silencio sin compañía.
Abrí la puerta, y encontré de nuevo una velada quieta, los muebles dormidos, la luz de la calle y los pequeños sonidos, que familiares silban en mis oídos, un lecho apagado en grises perpetuos, pasos arrastrados, el espejo que cruel me lanza miradas recriminando, y aparto la vista para no ser mirado.
Abrí la puerta, y las voces del mundo se silenciaron, la vida quedó del otro lado, mientras despojaba mi cuerpo de ropa y esencias, de humos y risas, de tantas presencias que al abrir la puerta se evaporaron.
Sólo recuerdos comprados al tiempo me regalan presencias, ratitos robados, compañías de un rato que ya marchitaron, soledad con paciencia es lo que más gasto, ciñendo en suspiros que acaban ahogados, todos los amigos, todos los hermanos, todos los caminos que acabaron en eso… que al abrir la puerta, no me espere, ni un beso…
Autor.- Rafael Rivas.
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//- Autor: Rafa Rivas (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de noviembre de 2012 a las 23:47
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 66
Comentarios1
Descrita así la soledad también da paso a la alegría cuando alguien comparte palabras tan bellas como esas. Aunque sea cruel estar solo da momentos para pensar de la vida.
Saludos¡¡
Gracias por tu comentario, Feliz Navidad. Un abrazo.
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