Ahí estaba, desmayada en plataforma... soñando en el oscuro, realizando un viaje nocturno y sin retorno, sin imaginar que pasaba en vida ella a pocos respiraba, sus cabellos deslizados formando hondas de sincera tristeza, como intentando dibujar el principio de un fin, hablaban por si solos bromeando a lo mudo, creyéndose fuertes y sus ojos, sus ojos decían más que palabras con una sola expresión sin la necesidad de que estos miren u obliguen a sus labios hacer justicia, su voz se apago, sus ojos desvanecieron, lo que no se apago fue la desesperación y el frío abandono, ya que de aquél causante era inevitable ver como su piel se desgarraba imaginariamente por fuera con los bellos de punta a punta y con expresiones melodramáticas... tratando de imitar a aquella desparramada y sin suerte, entra la vida y la muerte. Tratando de aguantar reproches y miradas vagas de su alrededor, hasta el silencio lo culpaba, la noche lo olvido por completo, la atmósfera de aquel entonces se mezclo en el olvido... Nadie sabía quién produjo aquel incidente, pero ella seguía ahí produciendo confusiones solitarias, gritando en plena gris autopista una salvación, luchaba por sí sola sin mantenerse en pie, pero firme en su decisión, se recargaba de furia al recordar sus segundos de viva mortalidad, aún no salíamos del shock nosotros los de aquel caos, era como una pesadilla realizada por uno del montón... con un título no tan claro en ese momento. Hasta que nos despertó por arte de magia algunos sollozos, era él que invento fuerzas para levantar a aquella. Pero fue tarde, muy tarde lo mucho que se apago en ella y lo poco que aún no apagaba si no por capricho era su alma, que en ese instante esfumo sin darnos cuenta y en aquel colapso nos rodio un dolor paralelo que nos unió olvidándonos de las culpas al verlo rodeado de más confusiones y odio hacia el mismo y furia, mucha furia por rescatarla de los brazos de la muerte, pensábamos que lo lograría pero en un leve segundo todo colapso, incluyendo sus fuerzas, y solo un llanto agudo y entrecortado se escuchó, hasta creo el cielo estalló un mar de lagrimas de allá arriba como intentado consolarlo, pero nadie lo consiguió y fue así como fuimos desviándonos cada uno, tratando de no involucrarnos en un dolor ajeno, egoístamente esfumamos dejándolo a lo lejos tirado, abrazando el inerte cuerpo de su amada y el suyo que se iba desvaneciendo lentamente.
- Autor: Shadecy (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de diciembre de 2012 a las 19:14
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 96
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Bella y hermosa prosa literaria amiga
Muy agradable la lectura de tus letras
Saludos y amistad
Críspulo Cortés Cortés
Gracias por sus palabras, me alegra que le haya gustado...
¡Bendiciones!
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