Aletargado me sorprendió el rocío
dentro de mis acogedoras sabanas,
me miró con cara de dulce niña,
y al ver mis sienes plateadas.
Un suspiro de ángel,
emergió dentro sus exiguas aguas,
mientras se refleja
la blanquecina luz de la madrugada,
entre sus ligeras escarchas.
Nos miramos en silencio,
yo a sabiendas que pronto partiría,
y ella presintiendo que aún
no se secarían,
mis dolidas aguas.
Con un luminoso destello,
se despidió de mi,
y en silencio la vi cuando partía
hacia distantes mañanas,
mientras ella triste se despedía,
sin saber que sería de mi,
la próxima alborada.
Autor: Marco Gonzàlez Almeida
- Autor: marco augusto (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de diciembre de 2012 a las 15:05
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1627
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Empapados de amor estan estos versos Poeta
excelente Poema Señor
saludos
Un genial y bello poema amigo
Encantado de leer tus bellos versos
Saludos y amistad
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