Una pluma viene a mi mano y se va, un instante después. yo también soy pluma, vengo de ángeles del bosque, y también me voy. Solo el tenue ruido del refrigerador, interrumpe este momento conmigo mismo. una calle transitada por muchos vehículos y camiones,una ambulancia que busca ansiosamente un escape, porque lleva su prisa.... El sr. Pimentel, patea una puerta, así lo observo. ¿Por qué me vino ese apellido, sin pensarlo? Eslabones de una cadena que me acompaña, en este momento, tos sofocante, frecuente, gusto miel que quite lo reseco de la garganta y que no tosa tan seguido. Miel endulzante como una boca, siento sus arenillas de cera en los labios, me ha quedado su sabor ardoroso, que se va diluyendo poco a poco. en la lengua, en el paladar. Otro día en el calendario, en el verdadero, el tiempo no se mueve, es eterno. El dolor rasposo del eco de la miel. Estoy en en cruce de las calles de Insurgentes y Álvaro Obregón, en la Ciudad de México, la esquina donde me senté o pasé muchas veces, hoy vuelve a mi. Por allí cerca estuvo presente quién portó ese apellido, Pimentel, a quien conocí, con su citróen, me gusta ésta introspección, no la busco, solo me llega y la interrumpo cuando escribo. Me siento una cucaracha grande sobre una tabla, metida en la pared de piedra o de adobe en un lugar frío y boscoso, no veo a nadie ni oigo a nadie, extraña sensación, camino en la pared, o esta camina sobre mi. ¿Quien soy? Entonces, estoy hablando, para mi lo que me esta saliendo, soy todo y soy nada, a nadie pertenezco, a todo pertenezco, no tengo dueño, no busco dueño, El alma no tiene depósito el deposito es universal que a todos nos contiene es una locura querer capturar con los sentidos lo que no es material, hablo para mi. Observa, si la gracia te llega, verás como te toca sentir esa sensación que tu ego corta por que no está amansado.
Un lecho, cause que fue, húmedo en porciones, una mancha de mariposas, sedientas, llega como hojas amarillas y naranjas, las veo formadas, como filos de navaja, como se acomodan y extienden su proboscis y beben el espíritu del río.
Soy mariposa que bebe del río, tengo sed, siempre la he tenido, mis vuelos, antes tan lejanos, en caudalosos ríos,se quedan en un arroyuelo, que se ha secado.
La sed no se me quita, he buscado por charcas, pozos, aguajes,lagunas, hasta ríos, sólo el océano calmara mi sed. EL POETA DEL AMOR. 02-12-12. CABO SAN LUCAS, BCS. MÉXICO.
- Autor: arturo maldonador ( Offline)
- Publicado: 2 de diciembre de 2012 a las 19:04
- Comentario del autor sobre el poema: Introspección, para irse conociendo cada quien, un proceso que cada cual lo comienza cuando es su tiempo, y no tiene fecha de terminación. Sólo que es personal e individual.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 600
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.