Que tristeza me dá
saberte tan extraño
y aunque conviviendo estamos
sentirte tan lejano...
Dolor, decepción
llenan mi alma al oir de tus labios,
esos mismos que apasionados enamoraban,
tantas hipocresías, mentiras, desconfianza...
Malditos celos, maldito orgullo,
que se adueñaron de tí
creandote fantasmas en tu mente
que te ciegan, te separan lentamente de mí...
Me he llamado al silencio,
no voy a discutir,
el tiempo será testigo de mi verdad;
solo rezo a Dios con fervor
para que te devuelva la razón
y así en calma, tranquilo
tu corazón vuelva a vivir...
Cada noche al dormir
seguiré despidiendome con un beso
y cuando ya en sueños repoces
ganaré la frialdad que me impone tu espalda
con suaves caricias de mi cálida palma;
jugaran mis dedos en tu pelo
desmarañando tus falsas telarañas;
y cuando dormirme quiera
buscaré para enlazarme tu mano...
Jamás dejaré que tus dudas
salgan triunfantes destrozándonos el alma,
responderé con sonrisas y dulces besos
cada despertar, cada mañana,
guardaré mis broncas y mi llanto
para estallarlos en la soledad de un baño...
Hasta donde resista el corazón,
hasta donde se agoten mis fuerzas,
seguiré de pié batallando
no cambiaré mi actitud, al contrario
compartiré contigo hasta el más mínimo gesto
todo el cariño, el respeto y el más sincero amor eterno
que ante el altar nos hemos jurado...
ESMERALDA
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Autor:
Esmeralda (Seudónimo) ( Offline)
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Publicado:
3 de diciembre de 2012 a las 15:45
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas:
131
- Usuarios favoritos de este poema: ADOLFO CESAR MARCELLO
Comentarios2
bello amiga que bello y que
lindo empeño
Los celos... Una enfermedad muy dura y cruel para los que ante el verdadero amor nos enmudecen las palabras duras y especulaciones...
Buenas letras de reflecion
Saludos
Andra
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