Fuiste la espina clavada en el corazón de Jesucristo
te robaste, cada una de las flores de la primavera
y mataste, el día, la noche y el tiempo
con tus garras, ardiendo en llamas.
Y ahora, pisoteas el capullo de los sueños marinos
y en el vacío, siento caer el cantar de tus besos sobre mi tejado.
La ira. La sed, son solo pasajeras del tren al delirio
pasajera de tus labios, que siguen vistiendo mi espalda.
Bella oleada, soy en ti, el naufrago moribundo.
- Autor: claudiooyarzun_ ( Offline)
- Publicado: 5 de diciembre de 2012 a las 13:29
- Comentario del autor sobre el poema: Primer poema publicado, espero que disfruten de el.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 57
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Bello y hermoso poema de amor amigo Caludio
Gratificante lectura tus geniales versos.
Saludos de amistad y afecto
Críspulo
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