Dolorosa Redención

Nadando en la mierda,
en la absoluta obscuridad,
escucho un alarido,
un estruendo que,
atormenta mis sentidos.

¿Pero de verdad puedes verme?

En un río de cadáveres,
que me halan al interior
del estigia.

Desde la luz tratas de ver,
pero no te importa,
por que al final,
no puedes verme en la obscuridad.

Te ruego y te suplico,
un poco de piedad,
pero ahogas mis palabras,
con tu presencia y arrogancia.

Cuando trato de salir,
las perfidias me sumergen...
me has lastimado,
y todo, solo por un segundo de placer.

Me convulsiono mientras arrancan mis ojos,
beben mi sangre y absorben mi alma.
Minuto a minuto, las horas se convierten en siglos.

Entre voces demoníacas, en el abismo,
nadando de un lado a otro,
sin poder apreciar luz,
aterrorizado por mi castigo,
el abandono, el despojo,
de todo lo que yo solía amar.
Pero, no te compadeces,
no dices muchas palabras,
por que yo lo he dicho todo.

Así que mientras derramo mi sangre,
solamente Te volteas y dejas que mi cuerpo
flote, entre muerte, entre dolor,
entre desesperación.

Nadando en la mierda, sin una esperanza,
cierras el libro de nuestro amor,
y abres los senderos de muerte y ansiedad.


II



Y a pesar de todo TE AMO,
lloro, aunque no tenga ojos,
siento, aunque no tenga alma,
te amo, aun que no tenga corazón.

Sueño contigo aun estando despierto,
grito, aún estando mudo,
te abrazo, aunque no estés a mi lado.

Te suplico quédate,
te imploro, regresa,
te exclamo, mi amor,
no, no me abandones.

Solo, en una irrealidad real,
absurdamente conmocionado,
por el tiempo, la vida,
lo ideal.

Sigo aprisionado, en tu cárcel,
en los besos que dejaste.
Las llagas que se formaron,
cuando en el silencio,
abrazado a la muerte,
me abandonaste.

Me lastima estar contigo,
pero más me lastima no tenerte,
te regalo toda mi vida,
con tal, de volver a besarte.

Mi sangre, mi cuerpo,
mis deseos... yo, yo ¡¡¡TE AMO!!!



III


Me asesinaron,
me estrangularon,
lloré todo el mar,
tragué todo lo inmoral.

Pero sigo aquí.

Sufrí las pérdidas del amor,
desgarre mi propia carne,
lastimé mis rodillas al adorarte...

Pero sigo aquí.

Todo lo que era o seré,
se perdió para siempre,
cuando del barco de tu amor,
me convertiste en un náufrago,
por estribor.

Pero sigo aquí.

Blasfemé, luché,
comulgué con cielo y el infierno,
me perdí en el desierto eterno,
caminé y caminé sediento...

Pero sigo aquí.

Vi soles y lunas,
conte cada una de ellas,
entre constelaciones bellas,
no podía respirar.
El suplicio no se ha ido,
las torturas son consecutivas,
mis venas siguen sangrantes,
la espada sigue atravesada,
la vida fue inmolada, pero...

Sigo aquí.

No percibo mi realidad,
el amor es ahora soledad,
el tiempo parece eterno,
dando espacio a la mente,
a revolcarse en el silencio.

Pero sigo aquí.

Tengo vida sin vivirla,
voluntad sin sueños,
nuevas armas,
pero sin nada que enfrentar.
La banalidad y cinismo,
se aferraron cual serpientes,
a mi fe, perdiendo toda esperanza.

Pero sigo aquí.

Sigo de pie, no he claudicado del todo,
mis heridas no me asesinaron en una totalidad.
Solo un alma pura, podrá encaminar,
a este viejo y herido caballero,
por los caudales del romanticismo.

Sigo aquí, se me ha otorgado sabiduría,
solamente necesito, aclarar mi camino.
No tarde, no pronto. Pero estaré
a la vanguardia, en guardia.
De los nuevos y desconocidos senderos,
que mi fortaleza de caballero,
tenga que afrontar.

¡Sigo aquí!

¡Lucharé hasta el fin de la creación!
¡No caeré! Y mi Fuerza recuperaré.
Dios me ha dado nuevas armaduras,
me convirtió en su ángel preferido,
guiado por él y mi voluntad,
abriré la tierra y despojaré toda maldad.

Estoy, sigo, seguiré y no moriré.

BL.