La tarde era cálida, la brisa del mar
Rebotaba en cada rincón de los majestuosos
Y fríos edificios, irrumpiendo el
Espacio dado a los sabios Abedules y los tiernos colibríes
Para que se enseñorearan en los espacios
Libres del smog y los sonidos.
Sus trenzas al viento semejaban sus alas
y sus voces eran sonidos de instrumentos de cuerdas
Marcando al aire, el ritmo de juegos como
Hermosas melodías de un poema hecho canción
Las pequeñas golondrinas revoloteaban felices
En torno a su nido, las madres cuidadosas
Vigilaban atentas sus movimientos agiles
Pero aún sin la destreza propia de un ave mayor.
Con frecuencia agitaban sus alas para darse el impulso
Como un experto volador, sus cantos semejaban
A violines encantados, con hermosas notas acompasadas
En una tarde de primaveras juntos al sauce llorón.
En el espacio interior, aves de distintas edades reunidas
En grupo recordaban los tiempos en que
Sus vuelos rasantes marcaban el cielo como grandes
Estrellas que surcan el infinito para dejar huellas
En el espacio del alma donde cobija el amor.
Y es así como los veo, a mi familia toda unida,
Derrochando palabras, cantando una historia en un domingo
De ensueños y generaciones vividas con las nuevas
Que nacen como fuente de agua viva.
Ahora que vivo con mi alma inmortal, jugare tal como veo
A las aves, junto a mis niños, que sueñan aún con volar.
- Autor: alfonsopocho (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de diciembre de 2012 a las 22:21
- Categoría: Familia
- Lecturas: 142
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