LA DAMA CLANDESTINA Y EL POTRO ESTELAR

Con la luz del potro del relámpago,
de “El poder de la Tierra”
pude apreciarte, anoche cuando pasaste con él,
escandalosamente bella.
Me subí en el potro luminoso,
con una mirada fugaz, te arrebaté de él;
con gracia te dejaste ante su asombro,
por mis caricias lluviosas
No lo miraste más.
Cabalgándolo, nos alejamos ansiosos de allí;
las estrellas al vernos… danzaron felices.
Ante las nerviosas nubes, Eros nos atrapó
y nosotros, pletóricos de infiel satisfacción
en el infinito nos perdimos.
La luna se preguntó ¿por qué?
La madrugada se puso a llorar.
La luz del sol
después de bajarnos del potro estelar
nos volvió a separar.

Hoy que me empapa tu ausencia
surge el encanto del deseo prohibido
de compartir nuestras caricias clandestinas
y de que Venus y Marte ardan.
Recuerdo la necesidad en tus ojos
y el espejo de los míos correspondiéndote
y mi cuerpo ansioso e incondicional
viviendo amor junto al tuyo.
Hoy nos amamos como nunca
nos tuvimos como nadie
me sentí tuyo…
de nuevo fuiste mía.
Hoy que sonríe lo absurdo
eso que parece inmoral
y que no acepta terminar
aunque tengas a otro
aunque tenga a otra