Levante la mirada al cielo para ver las estrellas; ahí estabas, magnífica y bella iluminando el cielo resplandeciente lucero; a su vez tímido fuego, que temblando encendía perturbando mi sueño.
Lucero del Valle que cada noche llegas a mi cielo, juntando tu amor al mío provocando desespero, mi reloj no marca horas, tan solo marca desvelos; así paso las noches, imaginando frutos nuevos de este amor que te tengo; desbordado como, ¿recuerdas...? aquel río de cantos negros.
Lucero de la mañana que iluminas mi camino a tu luz dejo mi destino, como lo deje a mi madre cuando era solo un niño. Toma mi mano, dame tu cariño, plantame en la cara tus labios para concitar a un beso. No me digas que me amas, solo calla a mi embeleso, juro no decir palabra, solo entregarte mi alma a través de ese trémulo beso.
Si te digo hasta dónde te quiero, mentiras te diría, solo se que te quiero más allá de dónde alcanza tu vista, hasta el infinito será y si un fín debieramos marcar; este sería, hasta el fín de esa estrella con la luz cuando se acerca el día o hasta el perentorio término de mi vida.
- Autor: J.R. LUNA (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de noviembre de 2009 a las 21:29
- Comentario del autor sobre el poema: Dedicado a M.G.A.R
- Categoría: Amor
- Lecturas: 78
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