Y la luz llegó a mi
simple, pura, hermosa,
tanto y más de lo que yo sentí
y el rocio de lo rosa,
como si fueras tu frente a mi,
repudía el verme
y una estaca clavabame
con su desdeñoso reir.
Despues la gente, ¡oh la gente¡
con sus creencias vanas
me repetía tan fuerte
con sus duras miradas
su creencia de mi locura, ¡ha locura!
que ni un minuto más perdura
que la demencia por mi amada,
aquella rosa dsdeñosa
que con miras mi corazón atravesaba,
de hierro puro su mirada
de viva carne mi amor por aquella hada
y aun asi mi dia no paraba.
El tiempo con su frio paso no se detiene
los segundos, pronto se tornan en horas
y con eso, todo se va y todo viene
incluso algunas cosas vuelven
pero nunca nada para siempre.
¡Que la inspiración de esta pluma muerta,
que solo juguetea en el papel con mi ideas,
sea testimonio, al pasado la puerta¡
de un hombre, que solo merodea,
el pensamiento de un desdén suyo,
la bella idea de luz en su corazón impuro,
la ilusión que moldea su corazón en roca
y en pensar se pierde mi tiempo en absoluto.
Ahora si ya no se si loco o cuerdo sigo,
la noche me habla y yo le respondo
una estella grita y yo consuelo su dolor
la luna dice a mi amada que le adoro
y ella vive enamorada de ese hombre
sin imaginarse solo que soy yo.
Veo los ojos, esas figuras de luz divina
que nada ocultan a quien les examina
hechos de alguna tristeza o felcidad
opacados ante el mundo y la sociedad,
opacados para los ilusos
que creen solo fotografian el mundo.
Tan poco se aprende en tanto tiempo
en cada paso que hacía el final nos lleva
y aun en mi lecho, con mi mi muerte a poca espera
hermanos e hijos mios, hoy muero y parto
sabiendo absolutamente nada.
- Autor: Joaquin Montreal (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 17 de diciembre de 2012 a las 15:41
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 39
Comentarios1
exactamente, casi filosofico: un saludo
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