Limpia.
Limpia, como la cascada de cabellos reposando en tu frente, como el torrente del deshielo en la primavera del viento, como el amuleto quieto que reflejaba el espejo. Limpia mujer de verdades diezmadas por el paso del tiempo, de Espíritu grande encerrado en respetos, de atardeceres sola, buscando del Alma el sustento.
Mujer limpia de hastíos y cicatrices del diezmo, apasionada de ilusiones que viven sin dueño, enamorada de todo lo que embruja su celo, limpia tu mirada callada, hablando un lenguaje que sólo tú hablas, limpia de razones oídas en una sola palabra, limpia de corazones que no dicen nada, de emociones vividas al son de una llama, de pasiones prohibidas en botellas de cava, de esperas cansadas que no traen confianzas, limpia de justificaciones en noches de alba, de inmensidades que solo son tramas, de vanidades envueltas en cajas, de falsedades humanas, de sonrisas borradas…
Limpia tu razón, tu mente y tu calma, tu dolor limpio como la clara agua, limpia de esperanzas que aún muy bien guardas, de traiciones erradas, de alcoba vacía tras la jornada, de corazón limpio como estrella quebrada.
Limpia serás, aunque manchen tus gestos, aunque eches los restos, aunque te apagues presta, aunque te venzan los sentimientos.
Siempre Limpia…
Autor.- Rafael Rivas.
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//- Autor: Rafa Rivas (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 20 de diciembre de 2012 a las 12:49
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 56
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