Sangre oxidada...]
... y pareciera que las células atropellarán el equinoccio de tus ojos,
alteración del cénit de tu pecho -ciclo del trastorno metabólico- ...
Miras el cielo aperlado de rosas, (Corta las rosas, doncella*)
la extensión de lo inevitable con la muerte
la inocencia de la noche, la timidez del silencio
al claustro de palabras no dichas
·el vacío de no escucharte·
la ausencia de reflejarte con la oscuridad
siendo el tatuaje de las sombras
esparcidas en el suelo atropellado
por las manos caídas de tu cuerpo...,
... y no hay segundo que detenga el reloj del destino
como latido que no fomente la lo-cura de perderte ...
Al desatino de contrariar la suerte, los hechos y la vida (recuerdo de la muerte*)
sustentando los argumentos para olvidarte
sobre las facultades de manipular la moneda al aire
cuando ésta barre mi identidad,
alimentando el odio cíclico
de saberte, ausente y lejana
de saberte sin probar tu mirada...
... y pareciera que las estaciones cambian tus ojos negros
por el equinoccio de un planeta en tus manos
al manipular la vida de la muerte, mis sueños
arrebatados de tu piel fresa al dulce amargo
de padecer la cruenta enfermedad ...
(Tanta Glucosa terminaría por intoxicar el acto seguido
de escribirte mil razones para que olvidarás
mil argumentos de mi boca)
Y no es que este contrariado por la Diabetes que fusilas
de tu expresión
a la muerte
que vivo
y sigo
viviendo;
cuando más te alejas, y más dejas perder la insulina de solidificar mi sangre;
al pulso sin ciclos ni finales, para sentirte más allá del tiempo ...
Y sé que el reloj demoníaco, nos atrapa
nos lleva, y nos oculta dentro de la homogeneidad
de hacer cálculos terrenales y espaciales
llevando los mitológicos sucesos internos
con la realidad desnuda antes nuestros ojos bipolares
cuando dejamos cambiar nuestras miradas, por olvidos
recurrentes por la falta vida y muerte...
La falta de faltarnos, la falta de dejarnos perder
en una copa de azúcar embutida en una taza de mar
y dentro del líquido enfermo, cuando nos sentimos como vinagre
al sabor del vino amargo y ácido
así como hoy y como ayer,
para ser mañana
un trago desahuciado
yo un muerto
esperando que las células
muevan las bacterias
para reconocerte muerta
y tú, diabetes
de mi paso dulce y tristemente amargo...
... y pareciera que las nubes atraparan el movimiento de tus ojos estáticos,
ya cuando miras el cielo caer al universo,
y tus manos vuelan como dos aves enterradas en las estrellas ...
Y no tienes destino; no tienes dirección; no tienes estación
no te detienes, y sigues siguiendo la luz de la oscuridad
y ésta te sigue alcanzando tu sonrisa pegada a una fotografía
cuando ya el cine se detiene, tú con tus manos aferradas al piso
quebrado de madera, y las astillas aferradas a tus lágrimas,
de entre la sangre embutida de mar,
líquida, en tus ojos destilados por la cruenta enfermedad...
/Hay tantos cajones vacíos en las vértebras de tu existencia
que la estructura es un cimiento sin causas aparentes
para una sonrisa liberal para el mañana,
y te entiendo, estás ahogada en una jaula,
entiendo, estás mirando tus manos caer,
miras como te deshojas entre muchas hojas que han perdido el sabor
y con ellas acabas amargándote de dolor/
Jhoel Parra como "yo"
La ciudad Gris...
La fecha empieza hoy.
- Autor: Joel Parra (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de diciembre de 2012 a las 17:21
- Comentario del autor sobre el poema: Totalmente surrealista, como total-mente hiper realista, como una enfermedad que consume todas esas facciones que nos llevaron a sonreír cuando sabíamos más de la muerte que de la vida. Sé que no tengo necesidad de explicar este poema... sé que no... Tedio tercero, el olvido...
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 69
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, monique ele, DEDAL, gallicida, Sara (Bar literario), BlackVizard, Sol Naciente, victolman
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.