Si te niego en mi pensamiento, miento.
Y si en él eres insistente, tente
por amo ya de mi demente mente.
¡Ay cuánto, Amor, que te consiento siento!
Siempre es la dicha de tu adviento, viento
alentador. Pues que valiente aliente
su sed mi musa y que elocuente cuente
porqué me pones el talento lento.
Amor, con todo y tus locuras, curas
al corazón de sus corduras duras;
pues, no me vayas a impedir pedir
la cura; en tanto, en verso hablando, ablando
las penas que, al seguir amando, mando
al diablo por, tras revivir, vivir.
Rafael Mendoza. El Salvador. 07-11-03
- Autor: Mendoza el Viejo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de diciembre de 2012 a las 11:28
- Comentario del autor sobre el poema: Este es uno de los sonetos más difíciles de mi producción. Es del tipo que se le conoce como soneto con eco, pues la última palabra forma parte de la penúltima, con su propio sentido conceptual. Pero lo realmente difícil no es tanto el logro de las rimas y del "eco",que debe ser perfecto, sino que contenga un mensaje que trascienda el ejercicio formal. Va dedicado especialmente a todass las amables personas amigas de mi obra que comentan mis colaboraciones en este singular planeta de poesía...
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 106
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Un hermoso y preciado soneto amigo Mendoza el viejo
Saludos y amistad
Feliz año 2013
Críspulo... tu amigo.
Gracias, nuevamente, amigo Críspulo... Ahí andamos, viendo como trastornar las palabras...
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