¡Ah, del azar!.
Qué vuéltas que tiene.
Así como te fulmina,
también de oro,
el cubrirte, puede.
Nunca déjes
de apostar a tu suerte.
Aún, cuando no parezca,
tu dado existe,
en el cubilete.
Al tocar el timbre,
un ángel te atiende.
No sabrás cual,
si pásas junto al portal,
y no te detiénes.
- Autor: Luis Elissamburu ( Offline)
- Publicado: 30 de diciembre de 2012 a las 23:34
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 26
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