Sentado sobre el espeso forraje
aun húmedo por la fresca neblina,
entre fuertes árboles sin cúspides,
voy apretando mi pecho y despidiendo los dioses.
Desnudo mis pies para sentir la brisa
que soplan los Ángeles desde el bohío,
van rozando mi frente entre los arbustos,
mi espalda con sus labios mojados.
Mis manos se adueñan del frívolo suelo
surcando mis encantos en la tierra,
mi cuerpo enamora sus cabañas
con latidos rítmicos y entusiásmales.
Mi pecho danza en tus corrientes
que sumergen mi lengua en profundos ríos;
ríos que llenan las grietas de mis labios,
ríos que rejuvenecen todos mis sentidos.
Y allí junto a un viejo tronco, te pienso
deseando sentir tu rostro sobre el mío.
Suspiro tu nombre a las sabanas
y mi vestuario arrojo al desvarío.
Mis dedos se tatúan a tus muñecas
levantando tus brazos a las nubes,
susurrando fantasías a tus oídos,
paladeándome la miel que desborda tu cuello.
Sutilmente voy mordiendo tus racimos
cuales preñan mi boca de medicina,
siendo tu amor terapia a mis dedos,
sanación tu bendita anatomía.
Atavío las palmas a tu baja cintura
cual han apretado serenamente mi abdomen.
Con los dientes viajo libre tus galerías,
con los ojos cerrados insto mi “va y ven.
Las manos migran tras las montañas
que entierran un secreto indomable,
mas el mapa ha descubierto mis piernas
desenterrando los parques forestales.
Sintiéndome así aeronáutico
al suelo y a la tierra retorno
para ilustrar con letreros mi balcón
Y a tus rodillas besos salpicados.
Daniel Badillo
- Autor: Daniel Badillo (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de enero de 2013 a las 13:34
- Categoría: Amor
- Lecturas: 44
- Usuarios favoritos de este poema: Coty, gisell_v
Comentarios2
Siempre cautivadora su poesía!
Gracias por su amabilidad... Daniel
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