Mi amiga la tarde,
hoy está brillante, luminosa,
con ella platico en silencio,
le cuento como me siento.
Fiel escucha,
sin interrumpir,
deja que me extienda
y desahogue.
Comprendo, en fin,
que los nudos de la mente,
sólo me los desenredo,
cuando salgo de mi.
Empiezo a escuchar sonidos,
y a observar muchas escenas,
el sol se refleja
en la pared blanquizca,
del casco de la antigua hacienda,
frente a la que me encuentro,
y me hace cerrar los ojos.
Una cama de pasto verde
se extiende alrededor de mi,
mientras le robo una esquinita
para recostarme y escribirme.
El viento hace llorar,
a las ramas de los eucaliptos,
que parecen bailar
un cadencioso vals.
Los borreguitos
y otras figuraciones mías,
se mueven en el cielo,
rumbo al norte,
por la corriente que domina
en las alturas.
Muchas flores,
por ser la época de lluvia,
muestran su cuerpo,
en los restos del jardín extenso.
Sus colores,
como los tonos de la piel femenina,
con dorados, naranjas,
blancos, rojos, rosas en diferente grado.
La tonalidad rojo oscuro
de las flores de una bugambillia
resalta entre otras,
es la centinela de la entrada.
Todo está en completa paz.
hasta así me siento yo.
¿Por qué, si soy parte de esta tarde,
no me uno a ella,
y gozo de la serenidad
y calma que transpira?
Un dolor lejano,
en una costilla, vesícula
o apéndice,
rompe éste momento
de unidad que vivo.
¿Será la imaginación o hipocondría?
Tambien siento un estiramiento
en algún músculo,
y quiza un malestar
en la zona izquierda del vientre,
como algo que me enferma.
Parece que quien rompe el bienestar,
soy yo mismo,
a la mente se le ocurren cosas,
fantasmas imaginarios
que me desconectan de la tarde.
Que si el sol, está muy fuerte,
que hace mucho calor,
que me siento muy cansado,
que se me antoja un vaso con agua,
que alguien interrumpe mi silencio.
Y la tarde y sus integrantes
sigue como si nada.
¿Por qué no soy como ellos?
El dolor continúa como latido,
la costilla o el músculo.
Mientras, como pasas y nueces
para vencer la ansiedad
que a veces me domina.
En cuanto me uno a ella,
hay un descanso,
está bien todo.
Mi amiga la tarde,
que más bien debiera ser mi amante
para tener mayor intimidad,
me enseña
y yo aprendo a vivir con ella
sólo éste instante.
EL POETA DEL AMOR. 01-09-08.
ARROYOZARCO. ACULCO, MÉXICO.
- Autor: arturo maldonador ( Offline)
- Publicado: 9 de enero de 2013 a las 01:11
- Comentario del autor sobre el poema: Aunque somos unidad, perdido ando buscando ésta. Se vive la separación, he formado fronteras inexistentes en lo que me rodea.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 69
- Usuarios favoritos de este poema: Lena
Comentarios2
Pude imaginarme el pasto alrededor, hasta llegué a sentir la brisa y ver esas flores preciosas, bello poema, saludos!
Gracias, si algo me recuerda lo divino e infinito, es la naturaleza, con sus mil disfraces del Universo. Como flores y paisajes. Saludos.
El bello panorama invita a disfrutar la bella tarde.
La melancolía es engañosa y nos deja sentir latidos imaginarios...
Ha sido un placer lerlo, gracias por el regalo.
Un abrazo
Lena
Muchas gracias por tu comentario. La tarde, según se vea. A veces es la compañía del alma. Otras el final de un ciclo o de la vida. Ta vez, la intuición de cambiar de vestido o acercarse más a otra realidad..
Tu foto, un ambiente de tarde, quizas lluvioso, serena, encontrándote, con un libro que te acerca más a ti.Te saludo
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