Tendido en mitad de la sala
sobre una mesa llena de llantos.
Únicos testigos de su presencia
baldosas y una carta al olvido,
en la que consta su nombre
cuando vivo.
Desgastada sábana le tapa,
no tan corta para dar asco
no tan larga para sus pies descalzos.
Donde la roña se acumula.
Demasiado camino,
demasiado cerrado.
Por la ventana
un hilo dorado
forma en su vientre
una llama tibia,
no le quiere dejar
de la fría tierra en manos.
Había sonreído al miedo
y temblado ante la suavidad
mas la trampa del odio
esa no la pudo saltar.
Cuando cayó
de su cuerpo salieron
infinitos pájaros negros
volando hacia el cielo.
Por el pasillo
alguien viene a llevárselo.
- Autor: Fernando Torres Simón (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 10 de enero de 2013 a las 16:27
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 117
- Usuarios favoritos de este poema: Luis Cornelio K., matteo, El Hombre de la Rosa,
Comentarios4
Empiezas con buen pié.
Bienvenido.
Saludos
Hola Andrés. Muchas gracias por tu comentario y por tu bienvenida. Saludos.
Que manera de debutar
enhorabuena..!
Saludos Luis
Hola Luis. Muchas gracias por tus palabras y tu bienvenida. Saludos a ti.
Tendido en mitad de la sala
sobre una mesa llena de llantos.
Únicos testigos de su presencia
baldosas y una carta al olvido,
en la que consta su nombre
cuando vivo.
Un genisl hermoso y bello poema amigo Fernando
Saludos y amistad
Un honor ser tu amigo en la poesía. Seguro que aprendo mucho de leerte.Saludos.
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