1- LUZ ÍGNEA CELESTE
Besos enterrados,
aun llamea el pozo de la tierra/
Surge lava de sus poros,
rojo de uva sangrante
charco oliendo a durazno/
De tus pies ahora entintos
trepa la enhebrada raíz vertical
al contacto de tu boca y recoge
su lenta voz de narcótica ambrosía/
La rama retorna de las piedras cálidas
escondidas en tu pecho de abadía/
Te veo como el futuro
en la hora del crepúsculo presente
en que los pájaros alegres del aire
van poblando su nido de zumbante avisperio
En tu lacia testa oliendo a caserío/
Mis brazos te abarcan
con la amplitud de un sereno estanque y
de las hojas resecas soltadas en otoño
se trama una verde cresta de lazo sujeta
entre dos cuerpos/
Cuerpos nuestros de amantes
donde solo cabe una gota rociante de enero,
las mordidas lenguas de uva picoteadas,
la tibia envoltura del arilo,
la forma gruesa de muestras siluetas
cuando todo el aire nos ve los dedos enracimados
y la celeste luz ígnea es nuestro ojo testigo/
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2- NUESTRAS SOLEDADES
De hace tiempo golpean las piedras largamente estiradas en el día.
Algunas en meteorito, las mas diminutas
en explosión matemática potencial, como
guijarros desprendidos de inexplicable mineral.
No son las rocas turbadas del cielo,
es la semilla brutal inserta en la cabeza de nosotros,
roperos ambulantes cruzando los genes y el mundo en los puentes descoloridos
Sin recuerdo que somos cuerpo y existencia
van nuestras ropas vacías de flojo destino, y
la obscena esclavitud de una amapola adicta sin futuro.
Con la marcha enterrada del soldado acobardado
a la frontera de los grises sin retorno
Como elaborados productos de consumo manufacturados
dejando un hueco y un numero por nombre.
Nace en nuestras sienes infartadas del día sin sorpresas, y
claudica nuestro corazón cenizo
como forastero de un alma ocupada por algún raid enemigo.
No hay mas piedras golpeando las testas,
sino la densa y gélida sustancia
de nuestra absurda apariencia sin bandera en las entrañas.
Con la muerte lenta y vergonzante que invade la humedad sin aire respirable,
de los huesos pesados ahogando los tambores de mitos olvidados y pechos abatidos
Desprendidos de músculos sensitivos y refleja respuesta,
con los tendones arrugados, la risa en dientes apretados.
Vestidos solo de ropaje y percha, sin nada de osamenta.
En la oscuridad sin salida vamos a los tropiezos y los tumbos.
Levantamos la cabeza y no hay nadie...
y nadie
es la soledad arpía como compañera.
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Autor:
RICARDO ALVAREZ (
Offline)
- Publicado: 13 de enero de 2013 a las 10:30
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 100
- Usuarios favoritos de este poema: andres fernandez ruiz, gallicida
Comentarios1
Madre santa!!! cada vez más tremendos!!
"...No son las rocas turbadas del cielo,
es la semilla brutal inserta en la cabeza de nosotros,
roperos ambulantes cruzando los genes y el mundo en los puentes descoloridos
Sin recuerdo que somos cuerpo y existencia
van nuestras ropas vacías de flojo destino..."
¿¡¡¡¡ Cómo se hacen !!!! ?
besos Caballero Metáfora
jajaja sos un meio de risa. gracias su. besos. ricardo
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