Se acerca hasta mí,
el nácar garbo de tus ojos
y siento que palidece
en la oscura noche
mi rostro fantasmal.
Centellas de conchas plateadas
en el corazón profundo del océano,
-ahora esclarecido de bonanza-.
Tus labios, pececillos húmedos
en un mar de tinieblas,
apenas dormidas.
Tu rostro de marfil
pulido por mis besos,
ahogado con mí llanto,
estático por tus suspiros.
Y ahora que despierto:
Me encuentro que no existes,
y solo bucles de tus cabellos
se pierden en mi almohada…
- Autor: lapiedraviene (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de enero de 2013 a las 18:51
- Categoría: Fábula
- Lecturas: 246
- Usuarios favoritos de este poema: rosi12
Comentarios3
EXCELENTE.'''
MY CORDIAL SALUDOS
Gracias Francis, un abrazo fraterno.
Ah, las sirenas..., las sirenas. Esas musas infaltables en los océanos de un poeta. Cálido declive de los versos para esta sensual fábula poética, amigo. Un placer cruzarme con sus letras. Saludos cordiales.
Luzbelito
Hermosos tus comentarios tal como tus poemas...
Buen poema, me gusto el final inesperado jeje
Saludos 🙂
Me preocupan los finales,..
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