¡Qué belleza de poema!
me dije la primera vez
que te contemplé desnuda.
¡Qué belleza de poema!
reafirmé en aquella
ocasión segunda.
Y, claro,
ambas veces acepté la invitación
y recité con todo mi amor tus versos,
y fluido pero sin prisa
declamé extasiado tu prosa.
Para ello cerré mis ojos
y dejé la tarea de lectura
a mis labios y mis palmas.
Tu boca fue el comienzo,
tu cuello segunda estrofa,
tu pecho inigualable argumento,
y tu cintura el preámbulo
del climax que tu sexo aloja.
Besé y versé
cada uno de los dedos
de tus piés de diosa.
Me abrazaron tus metáforas
y tus piernas,
me resistí a llegar al final
y busqué por todos tus escondrijos
más palabras de amor ocultas.
Pero todo poema tiene un fin
y el tuyo lo encontré
al abrir de nuevo los ojos
a esta realidad estrecha,
pero gracias a todos los dioses
un poema se puede releer una vez y otra...
No sé quién sea tu autor
pero le agradeceré eternamente
el haber escrito mi nombre
en tu dedicatoria.
JCEM
- Autor: a77aque.jr (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de enero de 2013 a las 22:00
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 181
Comentarios2
El cuerpo de una mujer es el poema más hermoso que existe. Excelente.
Saludos.
Divina creación... Un sutil y hermoso poema... Un gusto leer, amigo.
Saludos cordiales.
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