No resistí tanto como quería.
La soledad era el único veneno
que mi pobreza me permitía.
Algunos, agónicos, desterrados,
infelices y mal llevados,
se entregan a los brazos del óbito,
por vulgares o por indecisos.
Pero es tanta la pena,
que simplemente,
no puedo darme ese lujo del destierro
a abismos infinitos y secos,
donde almas sumen
sus parpados al sueño eterno.
¡No, no, simplemente no puedo!
Porque es tanto el desasosiego,
tanto el agobio,
tan pesado el lastre que cargo sobre
mis espaldas,
como el equipaje de un errante,
que simplemente no puedo deshacerme del sentimiento,
del anhelo,
de la última esperanza,
de verle entre mis alas.
Leandro Yñiguez - 27/01/13
- Autor: LeandroAY ( Offline)
- Publicado: 28 de enero de 2013 a las 01:33
- Categoría: Amor
- Lecturas: 69
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios2
La soledad era el único veneno
que mi pobreza me permitía.
Que palabras triste cargadas de mucho amor!!!
me gusto!!!
te envío mi luz!!!
Genial hermoso y bello poema de amor amigo Leandro
Saludos y amistad
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