Este es el castigo de una realidad abyecta,
la sensación clara del que quiere, pero no puede dormir,
las idas y venidas de una soledad abominable
en el cuarto oscuro de quien se pregunta el por qué de vivir.
Ya no hay luces en los árboles ni olas que acaricien mis dedos,
tampoco palabras dulces que salgan de mi propio ser.
Dudas, dudas y más dudas que caminan por el aire
porque lloro desnudo recordando las profecías del ayer.
Veo pasar el tiempo en el asiento del tiempo.
Los techos ya han perdido toda la fuerza del azar.
Libros y libros y lo que no son libros
para tener la sensación de que mi sentido llega al final.
…
Mil millones de gotas me sonríen y me dicen
de paciencias, de tiempos y de atajos
cuando yo no veo más que temblores en mis manos
y apariencias que no son de nadie porque nadie las quiere ver.
Sabes que lucharé, que lucharé hasta que muera
con tus versos nacidos de lo más profundo de tu ser
y abriré los brazos sintiendo el latir de las cosas,
la embriagadora tormenta del libre pensamiento que pudiste ver.
Y vendrán ciegas las palabras ignorantes
y recordaremos los susurros titilantes del dolor
y nuestras lágrimas se volverán perpetuas e invisibles
cuando nos dobleguen las temerosas sombras -las luces azuladas no-.
- Autor: CarlosPerez ( Offline)
- Publicado: 4 de febrero de 2013 a las 17:36
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 57
- Usuarios favoritos de este poema: nellycastell
Comentarios1
Muy fuerte pero sentido este poema, lo copié y me lo llevo amigo. Placer en pasar por tu espacio. Te felicito si este es el final cómo será el principio...me gustaría leer algo asi.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.