Ninguna fuga es el cielo, ni hálito.
Vélame el gemido de escarabajo,
Amigo, ahora, que vas pasando
Manantial finísimo, catártico.
De tu boca, el incendio gramático,
Ofrece a mis oídos que llegaron,
Y a mi boca que seca se ha quedado
Vuélveme en tu sentido idiomático.
Como me has vuelto humilde la coraza
En días que me aprestaron los pesares
Que ligero fui, llorado, comparsa.
Te necesito otra vez, que luz pares
Cuando la penumbra al candil reemplaza.
Cura este abismo en arrojos sepulcrales.
- Autor: Eduardo Urueta (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de febrero de 2013 a las 00:52
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 68
- Usuarios favoritos de este poema: Sara (Bar literario), El Hombre de la Rosa
Comentarios2
wow
qué fabuloso que escribes
wow
Gracias Sara. Un beso
Una genialidad de soneto amigo Eduardo
Saludos de amistad
Gracias, amigo, de vuelta los saludos
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