Yo no quería
pero el sentimiento me mando.
Mi razón
decía que no,
y el corazón,
no obedeció.
Fui a tu casa a buscarte
y hablarte de mi amor
y decirte del dolor
que la separación
me provocó.
Implore tus besos como el mendigo
que implora un poco de pan y compasión
y tu como el rico,
despreciaste mi moción.
Yo lo sabía
y aun así me arriesgué
a poner mis dos mejillas
a tu disposición,
pero como siempre,
te vanaglorias de mi situación.
Acaso, no te pareció suficiente,
cuanto te ame yo?
Te asumes un Dios
y me ves tan abajo
que a mis labios
no te deja llegar tu vanidad.
Yo me vuelvo con los mortales,
a dispersarme en la humanidad
con el anhelo de que voltees
de nuevo a verme con humildad.
- Autor: Mily Jael (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de febrero de 2013 a las 00:21
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 49
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, ☼ G U E R R E R O ☼
Comentarios2
y qué importante es "ver" con humildad, la soberbia incuba miserabilidades, a veces se confunde alta autoestima con soberbia, los que no tienen esa seguridad en sí mismos.
Pero esa vanidad y esa soberbia, que a veces, está disimulada y mal disimulada, porque a la primera de cambio muestran la hilacha, siempre es como un boomerang que se vuelve en contra.
Abrazos Prince!
wow, mucha razon en tu comentario, me alienta! gracias. un abrazo
Una genilidad tu bello poema amiga Han-jael
Saludos
muchisimas gracias por tenerle aqui 🙂
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.