¿Cuántas veces, dime, las aguas del río de mi infancia
les imprimieron a tu delicado cuerpo
la misma frescura que al mío,
ya curtido por el paso inevitable de los años?
¿Conociste en Agua Caliente,
ese inagotable caudal de líquido elemento que huele a azufre y
que da vida a los bañistas,
la ninfa que,
según la leyenda,
se aparecía caprichosamente para limpiar
su desnudo y angelical cuerpo de impurezas?
Y que era muy bella y,
quien tuvo la fortuna de conocerla,
tenía su primera experiencia amatoria,
pero divagaba, como yo,
desde que tú,
exquisita dama, te aposentaste plácidamente
en lo más recóndito de mi corazón
para darle vida en abundancia
y reencontrarme,
por tu intermedio,
con el pueblo que Dios escogió
para nacer de un viente cuya
dueña no me fue dado vivenciar.
- Autor: rodulfogonzalez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de febrero de 2013 a las 09:26
- Categoría: Amor
- Lecturas: 42
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