Las horas muertas sabían a helado de limón.
Las cicatrices de un alma que nacía se curaban con canciones de cuna.
Las horas muertas olían a azul piscina.
Las páginas en blanco que escribían nuestro futuro, volaban con furia y casi con inocencia.
Las horas muertas eran redondas y rechonchas.
Los besos que se escapaban en suspiros locuaces se quedaban en las horas muertas.
El azúcar,la sal y el veneno, aderezaban el cemento que pisabamos, y que abrázabamos con delectación.
Las horas muertas parecen resucitar en cada tarde de verano.
¿Amanecerá alguna vez con tanto calor el sol?
- Autor: vivalavida ( Offline)
- Publicado: 26 de febrero de 2013 a las 12:07
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 364
- Usuarios favoritos de este poema: Sara (Bar literario), Alfredo Aguilera
Comentarios1
me pregunto de todo ello
cuál será la hora que no nos viva
que vivamos
hermoso tu poema
saludoss
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