Decepción que se contiene
en un vaso de coñac,
la lejana Francia viene
al asedio sin final...
Horas tristes que comprimen
al amor y no a este ser,
pues la vida misma oprime
al humano que han de ver,
decepciones desertoras,
de mil sueños rotos hoy
estos quieren, piden, lloran
que deshaga lo que soy.
Que se acaba el desprestigio,
de la vida el porvenir,
en tus sueños sacrilegio,
mis entrañas dividir,
pues hoy lloran horas tantas,
pues ya no podrán volver,
estas manos tan ingratas,
que acariciaron tu ser.
La solemne soledad,
de la muerte se aproxima,
es mi sangre, es frialdad,
es tristeza y pantomimas.
Ya regresa el viento aleve,
que de vida duerme hoy,
que carece y vaga alegre,
ni siquiera eso soy,
soy quien mira la malicia,
en el borde la agonía,
soy quien vive la premisa
de la vida, anteponía.
Fue de amar en un desierto,
tierra triste y decepción;
fue estar en un concierto
de violencia y perdición,
hoy ya no es, ni retiene,
esta guerra sin sabor,
ni el sadismo que proviene
de el mismo redentor. Es...
decepción que se contiene
en un vaso de coñac,
la lejana Francia viene
a este asedio sin final.
- Autor: E. Acuña (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de marzo de 2013 a las 17:50
- Comentario del autor sobre el poema: Hoy escribí algo nostálgico, pero juzguenlo ustedes...
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 80
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.