. Para quienes compartíamos la calle, el espectáculo era observado y seguido, desde atrás de los vidrios de las ventanas. Nos distribuíamos de manera que pudiéramos ver, aquello que se asemejaba a algún episodio de película del oeste.
En uno de estos traslados, ocurrió algo, que me impactó profundamente: un animal que intentaba escapar y se rebelaba a continuar en la manada, tal vez buscando agua para aplacar su sed, subió el barranco que separaba a la casa de la calle, deteniéndose frente a mi ventana. Sus grandes ojos marrones se posaron en los míos. Yo sentí su grito de ayuda, percibí su cansancio, que traduje en tristeza.
Hace ya muchos años que la estación y las vías, sufren las consecuencias del abandono. El deterioro y el pasto son testigos de la falta de actividad. El ganado se transporta en camiones desde los establecimientos a ferias y frigoríficos. El camino de las tropas se transformó en un hermoso boulevard, disfrutable, además de ser, la principal arteria de entrada y salida al populoso barrio, que surgió allá por los años 50.
No he olvidado esos ojos tristes, quizás, porque en mí, estaba el sentimiento, al saber cuál era el destino de esos animales, que envueltos en polvo, cansados, mugientes, trataban de escapar o se rezagaban mereciéndose así, que el tropero le hiciera sentir su látigo desde su cabalgadura, y lo reuniera con la manada al grito de ¡oopa…!, ¡oopa…!
- Autor: macridi (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de marzo de 2013 a las 11:26
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 32
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios3
Cuando las manos escriben un poema tan especial y hermoso el sentir del poeta se envuelve con la armonia de tus preciadas prosas literarias amiga Macridi
Saludos de amistad y de afecto
Críspulo
Muchas gracias por vuestra atención, un honor que sus ojos se detengan en la lectura de mis relatos vivenciales. Retribuyo el saludo de amistad y de afecto que me envía desde esa soñada tierra, deseándole gran felicidad, para usted y su familia.
Cris, pienso...cuantos pensamientos devenidos en sentimientos "infantiles" se nos vienen a la mente, sobre todo, a nosotros, de cierta edad, y me hace pensar, o recrear o, por ahí...creer que no están tan aislados nuestros senti-pensamientos actuales con aquellos, a pesar de que si hubiésemos podido poner en palabras lo que se siente: por ej. los ojos que te movieron la emoción en aquella ventana, los que nos rodeaban hubieran dicho: "cosas de niños", no sé si te sucede, que en la distancia, digo, cronológica, decimos lo mismo, sentimos lo mismo y los que, de alguna manera u otra comunicamos nuestro interior en palabras, estamos sublimando aquello que de niños nos "pegó" de alguna manera.
Vivencias, dilucidaciones profundas, dudas, motivaciones, fantasías y realidades ¿encubiertas? por la infancia.
Tu relato es más que exquisito, es formidable, se lee con tanta fruición como niña comiendo fruta a la orilla del río.
Es lo tuyo...insisto, como siempre te dije! y hasta que no vea el libro...no paro
Abrazos mi hermosa!!! Te quiero mares, y te admiro.
Besotes
Totalmente Su, lo que hoy somos es el resultado de lo que vivimos desde la enfancia, lo que nos enseñaron, lo que leímos y vimos, además de lo que nuestras inteligencias, incluida la emocional, nos ha permitido asimilar o desarrollar. Creo que hoy sigo viendo la tristeza en los ojos de las vacas, aunque casi no las veo de cerca, y me hace sonreir ver a los niños correr tras una mariposa. Coincido en que vamos sublimando los hechos, emociones y sentimientos, que pudieron no hacernos felices. Los que tenemos la gracia de recordarlos y escribirlos de alguna manera hacemos la catarsis al dolor y nos sentimos bien al recordarlos. Recibe mi enorme gratitud y mi cariño incondicional. Gracias !Gracias amiga del alma. Un gran abrazo y besos
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